miércoles, 16 de enero de 2013

Parte 5




Los semidioses de las montañas

Cómo hemos analizado, los textos sumerios nos dicen que, después del Diluvio, los Nefilim sostuvieron prolongadas reuniones para sopesar el futuro de los dioses (semidioses) y del Hombre en la Tierra. Como resultado de estas reuniones, «crearon cuatro regiones». En tres de ellas -Mesopotamia, el valle del Nilo y el valle del Indo- se instaló el Hombre.

http://www.bibliotecapleyades.net/sitchin/planeta12/12planet_15.ht m

La cuarta región era «sagrada» -un término cuyo significado literal original era «dedicado, restringido». Dedicado sólo a los semidioses, era una «tierra pura», una zona a la que sólo se podía acceder con autorización; entrar en ella sin permiso podía llevar rápidamente a la muerte, propiciada por fieros guardianes gigantes con «armas terroríficas». A esta tierra o región se le llamó TIL.MUN (literalmente, «el lugar de los misiles»). Era la zona restringida donde los Nefilim habían bajado con sus aparatos dañados después de que la de Sippar hubiera sido arrasada por el
Diluvio. La zona se puso bajo el mando de Utu/Shamash, el dios
Nefilim encargado de los cohetes ígneos,


(http://www.bibliotecapleyades.net/sitchin/planeta12/12planet_05.ht m)
Los héroes de la antigüedad, como Gilgamesh, se esforzaron
por encontrar este País de Vida, para ser llevados en un shem o un
Águila hasta la Morada Celeste de los Dioses.
(TILMUN, PENÍNSULA DEL SINAÍ....

Los expertos han reconocido que hubo un cambio abrupto en la cultura humana hacia el (…) momento del Diluvio según nuestros descubrimientos, y han dado en llamar a esa era de domesticación Mesolítico (Edad de Piedra Media). Hacia el7400 a.e.c. -exactamente 3.600 años después- se ha reconocido otro avance repentino.
Los expertos le han llamado Neolítico 
(Nueva Edad de Piedra), pero el rasgo principal fue el del cambio de la piedra por la arcilla, además de la aparición de la alfarería. Y después, «de repente e inexplicablemente», pero exactamente3.600 años más tarde, tuvo lugar el florecimiento (hacia el 3800 a.e.c.) de la alta civilización de Sumer, en la llanura entre los ríos Tigris y Éufrates. A ésta, le siguió, hacia el 3100 a.e.c, la civilización del río Nilo; y hacia el 2800 a.e.c, hizo su aparición la tercera civilización de la antigüedad, la del río Indo. Estas fueron las tres regiones que se le asignaron a la humanidad; en ellas evolucionaron las naciones de Oriente Próximo, África e Indo-Europa, una división que se reflejó fielmente en la Tabla de las Naciones del Antiguo Testamento. Éste fue, según las crónicas sumerias, el resultado de unas decisiones deliberadas de los anunnaki: Los anunnaki que decretan los destinos, se sentaron a intercambiar impresiones en cuanto a la Tierra. Las cuatro regiones crearon. Con estas sencillas palabras, reflejadas en varios textos sumerios, se decidió el destino de la Tierra y de sus habitantes después del Diluvio. A las tres civilizaciones de la humanidad se les asignaron tres regiones, reteniendo una cuarta los anunnaki para su propio uso. A ésta, se le dio el nombre de TIL.MUN, «Tierra de los Proyectiles». En Escalera al Cielo ofrecimos las evidencias que nos permitían identificar a Tilmun con la península del Sinaí. En lo referente a la habitación humana, fueron los descendientes de Sem -los «Moradores de las Arenas» de las escrituras egipcias-los que podían residir en las zonas no prohibidas de la península; pero, cuando llegó el momento de asignar el territorio a los anunnaki, surgieron profundas diferencias. Controlar el lugar del espacio puerto postdiluviano era lo mismo que controlar las comunicaciones entre la Tierra y Nibiru, como habían demostrado claramente las experiencias con Kumarbi y Zu. De manera que, ante la reavivada rivalidad entre los clanes de Enlil y Enki, se buscó una autoridad neutral para la Tierra de los Proyectiles. La solución fue ingeniosa. Del mismo linaje que ellos era su hermana Sud. Como hija de Anu, tenía el título de NIN.MAH («Gran Dama»). Ella era una del grupo original de los Grandes Anunnaki que fueron los pioneros en la Tierra, uno de los miembros del Panteón de Doce. Dio un hijo a Enlil, una hija a Enki, y la llamaban cariñosamente Mammi («Madre de los Dioses»). También ayudó a crear al Hombre. Con sus conocimientos médicos había salvado muchas vidas, y también se la conocía como NIN.TI («Dama de la Vida»), "pero nunca había tenido sus propios dominios, de manera que darle filman como dominio fue una idea a la que nadie se opuso. La península del Sinaí es un lugar estéril, con altas montañas graníticas en el sur, una meseta montañosa en el centro y una llanura de duro suelo en el tercio norte, rodeada por bajas cadenas montañosas y colmas. Después, hay una franja de dunas de arena que se deslizan hasta la costa del Mediterráneo.
Pero donde se puede retener el agua, como en los diversos oasis o lechos de río que se llenan durante las breves lluvias del invierno, manteniendo la humedad por debajo de la superficie, crece una lujuriosa vegetación de palmeras datileras y frutales, donde pastan los rebaños de ovejas y cabras. Esta región debió de estar tan prohibida hace milenios como lo está ahora. Pero, aunque se le hizo una morada en uno de los lugares reconstruidos de Mesopotamia, Sud decidió tomar posesión personalmente de aquella región montañosa.
Aun con todos sus atributos de estatus y de conocimientos, ella siempre jugó un papel secundario. Cuando llegó a la Tierra, era joven y hermosa; ahora era vieja y la apodaban «La Vaca» a sus espaldas. De modo que, ya que le habían dado su propio dominio, decidió irse allí. Con orgullo, declaró: « ¡Ahora soy Señora! ¡Permaneceré allí sola, reinando para siempre!».

Además, existieron otras grandes regiones de la tierra, principalmente en zonas altas, dónde los sobrevivientes gigantes se establecieron en dichas montañas elevadas. Los gigantes, repartidos por el mundo, ya sea en las montañas de Creta, Italia, la India, Asía, América, y Medio Oriente, dieron origen a las historias de los semidioses o dioses que habitaban en ciudades escondidas en las montañas, o reinos subterráneos en el interior de grandes cordilleras. Esto da origen al Monte Olimpo como morada de los dioses griegos, el Monte Fuji en Japón, Agharta, la Ciudad de los Césares, el Dorado, y otros sitios sagrados en las altas cumbres.



América también está llena de éstos lugares altos. Solo un grupo selecto de iniciados humanos podían ser llevados a ésas cimas, para ser enseñados en el arte de gobernar a las masas humanas, y así transmitir información de los dioses gigantes antediluvianos.

Es así como        
Nemrod, y los sacerdotes de distintas latitudes del mundo son educados por éstos gigantes.

Desde los pueblos americanos hasta los pueblos asiáticos, estas gentes son instruidas para dar inicio a las grandes potencias posteriores al Diluvio. Ahora los gigantes no querían regresar a vivir directamente con los humanos. Tenían la experiencia aterradora del Diluvio reciente y desearon influir de forma retirada y ermitaña desde las altas montañas y de esa forma, evitar ser alcanzados por un nuevo Diluvio. Además, sus artefactos ya estaban dañados para volver a escapar. Los Nefilim llegaron a la conclusión de que necesitaban un intermediario entre ellos y las masas de seres humanos. Ellos eran, así lo decidieron, los dioses - elu en acadio, que significa «los nobles», «los elevados». Así pues, como puente entre ellos, los señores, y la Humanidad, introdujeron la «Realeza», el «Reino» en la Tierra, nombrando un soberano humano que asegurara el servicio de la Humanidad a los dioses y canalizara las enseñanzas y las leyes desde los dioses hasta el pueblo. Y Nemrod es uno de éstos primeros humanos escogidos como gobernantes, y los sacerdotes a su lado serían la nueva casta de intermediarios entre ellos y el pueblo.
Tanto los textos sumerios como los acadios dicen que los Nefilim o anunnaki(llamados por los sumerios) retuvieron el «señorío» sobre las tierras, e hicieron que la Humanidad reconstruyera primero las ciudades antediluvianas exactamente donde habían estado originalmente, y tal como habían sido planificadas: «Que los ladrillos de todas las ciudades se pongan en los lugares que les corresponden, que todos [los ladrillos] descansen en lugares sagrados». Eridú, por tanto, fue la primera en ser reconstruida.

Pero Babel, y todos los demás pueblos, incluso los mayas y egipcios, solo fueron pálidos reflejos del mundo antediluviano. No lograron jamás su esplendor antiguo, y aún así éstas nuevas civilizaciones con un origen común, nos asombran por su adelanto.
Los Nefilim al ser una raza mitad angelical y mitad humana, sin duda vivieron siglos tras el diluvio. Los últimos gigantes ermitaños sobrevivientes entregaron información a los iniciados humanos, y además procrearon algunos vástagos, dando origen a algunas tribus de gigantes. Estas razas, mitad humanas, mitad Nefilim, tenían una capacidad intelectual inferior a la humana normal, y no pudieron lograr establecerse como dominadores de las nuevas razas humanas. Desearon permanecer confinadas cerca de las alturas, y fundaron algunos reinos. Tenían gran fuerza bruta y manipulaban armamento de batalla, pero carecían de la inteligencia de sus ancestros.

Esto hizo que los gigantes originales sobrevivientes prefirieran darle información cultural a escogidos humanos, más bien que a sus nietos gigantes más degenerados y retrasados. En la próxima entrada analizaremos el destino de éstos vástagos de los Nefilim.


FINAL DE LA 5ª PARTE

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