martes, 29 de enero de 2013

PARTE - 9




“El pan mismo de poderosos”


He querido hacer un paréntesis en las investigaciones sobre los vástagos de los Nefilim, y detenerme en la importancia de la Nación de Israel. Cómo hemos analizado, tras los 40 años de peregrinaje por el desierto, IEVE convirtió a los guerreros israelitas en seres indomables y poderosos, capaces de derrotar a las últimas ciudades de gigantes y exterminar a sus habitantes. La generación de israelitas que cruzó el Jordán era muy distinta a la que pereció en el desierto. Bajo el acaudillamiento de Josué, los israelitas acabaron con la hegemonía cananea, derrotando a 31 reyes en el transcurso de unos seis años. (Jos 12:7-24.) Muchos de éstos reyes eran los referidos gigantes de las entradas anteriores.

Ciertamente se necesitaba una generación con una mentalidad distinta, con más fe y más pura. La generación que dudó de la capacidad de IEVE para derrotar a los gigantes claramente no podía cruzar el Jordán. IEVE entonces decidió privilegiar a los pequeños, y a los no nacidos, quienes aprovecharían los 40 años de viajes en círculo por el desierto como un duro entrenamiento para ser unos guerreros indomables y tenaces tras la finalización de los 40 años de prueba. Al principio IEVE pudo haber derrotado él mismo con su poder a los reyes Anaquim y Refaím, pero quiso demostrar el poder de su pueblo elegido, y conseguir que en la mayoría de los casos, las mismas fuerzas militares israelitas fueran las que pudiesen acabar con los gigantes.

Para que los niños israelitas y los no nacidos se beneficiaran y se prepararan para lo que acontecería, Dios estableció dos elementos importantes para lograr que la raza judía fuera realmente un "pueblo especial", un pueblo escogido y preparado por Dios, diferente a todas las otras naciones degeneradas, e incluso más preparado que los últimos descendientes del cruce ilegal de los ángeles y las mujeres. La primera ayuda vendría a través de la circuncisión, el cual es un punto que merece un capítulo aparte. La otra ayuda vendría a través de la alimentación.

Sí, del consumo de un alimento de origen no humano que a fuerza de consumirlo por 40 años tendría un efecto especial en los organismos de los niños israelitas y de toda la nueva generación por llegar. Esto era justo por parte de Dios, ya que los últimos vástagos de los Nefilim tenían una ventaja. Tenían parte de la herencia de los ángeles y por eso IEVE quiso igualar las fuerzas para que la nueva generación de israelitas tuviera una conquista justa a través de sus propias manos.

El Pan del cielo

"Y los hijos de Israel comieron el maná durante cuarenta años, hasta su llegada a una tierra habitada. El maná fue lo que comieron hasta su llegada a la frontera de la tierra de Canaán".- (Éx 16:35.) El Maná fue el alimento principal de los israelitas durante los cuarenta años que vagaron por el desierto. Sobre éste alimento especial, una Obra de consulta comenta:

"El maná era “blanco como la semilla de cilantro” y tenía el “aspecto” del bedelio, una sustancia transparente, similar a la cera, con una forma parecida a la de una perla. Su sabor era comparable al de “tortas aplastadas con miel” o “una torta dulce aceitada”. Después de molerse en un molino de mano o machacarse en un mortero, se hervía, o bien se hacían con él tortas y se horneaba. (Éx 16:23, 31; Nú 11:7, 8.) No hay ninguna sustancia natural conocida hoy en día que encaje en todo respecto con la descripción bíblica del maná, por lo que hay poca base para identificarlo con algún producto conocido. Esto se debe especialmente al aspecto milagroso implicado en la provisión divina del maná. La disponibilidad del maná no dependía de la época del año o de una ubicación particular en el desierto".

Claramente el maná tenía de forma especial todos los elementos, nutrientes y propiedades de toda la variedad de alimentos que poseemos. Pero además, otorgaba algo muy especial. Una energía y vitalidad proveniente de los mismos ángeles. Esto lo declara la Biblia cuando se dice sobre el maná: El salmista llamó al maná “el grano del cielo” (Sl 78:24), “pan del cielo” (Sl 105:40) y también le llamó de ésta forma particular:
“Los hombres comieron el pan mismo de poderosos” (Sl 78:25). La expresión “Poderosos”, quiere decir “sobrehumanos”. Heb. ab·bi·rím;  LXXSyVg: “ángeles”; T: “(que descendieron de) la habitación de los ángeles”.
Esto muestra que Dios usó medios angélicos para proveerlo a los israelitas. (Compárese con Gál 3:19.) Además, puesto que el cielo es la morada de los “poderosos”, la expresión “pan mismo de poderosos” señala a su origen celestial. 
No podemos afirmar cien por ciento que los ángeles consuman una especie de maná en su estado celestial (en forma espiritual), pero claramente ellos lo “fabricaban”, ya sea al materializarlo o al hacerlo descender sobre la tierra, para que los humanos lo consuman. El punto es que la generación de niños israelitas fue formada y alimentada con un alimento proveniente de los mismos ángeles y que sin duda, les otorgó gran poder y longevidad. El Maná les sirvió de alimento hasta que entraron en Canaán, en el año 1473 a. E.C y “Entonces el maná cesó al día siguiente cuando hubieron comido del fruto de la tierra, y no ocurrió más maná para los hijos de Israel, y empezaron a comer del producto de la tierra de Canaán aquel año” (Josué 5:12). No obstante, de vez en cuando, al parecer los ángeles dieron a los profetas algún alimento parecido, o quizás con los elementos del mismo Maná. Notemos la capacidad de éste extraño alimento.
Por fin se acostó y se quedó dormido debajo de la retama. Pero, ¡mire!, ahora estaba tocándolo un ángel. Entonces este le dijo: “Levántate, come”. Cuando él miró, pues, allí junto a su cabeza estaba una torta redonda sobre piedras calentadas, y una jarra de agua. Y él se puso a comer y beber, después de lo cual volvió a acostarse. Más tarde el ángel de IEVE volvió por segunda vez y lo tocó y dijo: “Levántate, come, porque el viaje es demasiado para ti”. Por lo tanto él se levantó y comió y bebió, y siguió yendo por el poder de aquel alimento durante cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña del Dios [verdadero], Horeb".- 1 Reyes19: 5-8

Notemos como Elías pudo sobrevivir “por el poder de aquel alimento” por 40 días sin comer ni beber. Un alimento con grandes propiedades energéticas que funcionaba de forma plena en las personas de buen corazón. Muchos años antes, sobre los israelitas fieles que viajaron por el desierto, el maná también tuvo efectos semejantes. Caleb fue el único de aquella generación adulta, además de Josué y algunos levitas, que entró en la Tierra Prometida en el año 1473 a. E.C. Solo éstos hombres, y el resto de los niños pudieron entrar. Pero notemos cómo el maná había sostenido la vida de Caleb y Josué por 40 años (similar a los 40 días que sostuvieron a Elías). Seis años más tarde, cuando tenía ochenta y cinco años, Caleb dijo: “Ahora sucede que IEVE me ha conservado vivo, tal como prometió, estos cuarenta y cinco años desde que IEVE hizo esta promesa a Moisés cuando Israel andaba en el desierto, y ahora me veo aquí hoy con ochenta y cinco años de edad. Sin embargo, hoy me hallo tan fuerte como el día en que Moisés me envió. Como era mi poder entonces, así es mi poder ahora para la guerra, tanto para salir como para entrar”. (Jos 14:6-11.) ¡Cuánto más poder también adquirió la joven generación de jóvenes fieles que fueron alimentados con el pan de los ángeles! Ahora había justicia plena. Satanás y sus ángeles le habían otorgado poder indebido a una raza de gigantescas criaturas. Pero ahora los mismos ángeles fieles recibieron la orden de IEVE para entregar su alimento a los niños israelitas.
Ahora no lo harían a través de un cruce ilegal genética, sino mejorando la propia constitución física, mental, moral y espiritual del pueblo elegido. De ésa forma erradicarían a las razas ilegales y prepararían la zona de Israel para una futura aparición del Hijo de Dios en la Tierra. A pesar de que el pecado, la rebelión (y ya no ser el pueblo de Dios), y siglos de distintas mezclas con otros pueblos, la raza judía aún mantiene en pequeña escala a nivel celular ese regalo que adquirió durante esos 40 años en el desierto. De forma degenerada, aún los judíos (como pueblo a nivel general) son considerados una de las razas humanas más inteligentes del planeta. El aporte cerebral de los judíos a la cultura humana ha sido fundamental. Una decena de personajes claves en la ciencia, en las artes y en los negocios, entre los cuales está A. Einstein, han sido judíos. Adolf Hitler sabía de ésta extraña condición de los judíos y quiso estudiarlos en los campos de concentración, para luego exterminarlos ya que los consideraba una competencia para su dominación mundial. Y los Estados Unidos han sabido sacar provecho de los judíos para lograr sus planes de expansionismo global.

IEVE claramente producirá en la nueva tierra una sociedad mucho mejor que el pueblo judío. Quizás durante la etapa más crítica de la gran tribulación, los ángeles volverán a dar el “pan del cielo” para sostener la vida de los fieles, e introducirlos en una nueva tierra, en dónde la humanidad logrará la perfección.


FINAL DE LA PARTE 9ª





viernes, 25 de enero de 2013

Parte 8



¿Puede explicarse la existencia de las tribus gigantes de la Biblia por medio de la enfermedad del gigantismo?

¿Y qué tal si los gigantes de los relatos anteriores (de la época de la conquista de Canaán) pueden atribuirse al gigantismo como defecto genético?
Actualmente se dice que la tribu Watusi en dónde los hombres miden 1,96 y las mujeres 1,77 en promedio, es una de las más altas. Ellos son una tribu popularmente llamada "gigante", pero ésas estaturas los convierten en altos, pero de ninguna forma en los llamados Anaquim de 4 metros de la época de la conquista de las tierras de Palestina en la época de Josué. Solo nos correspondería hablar de un fenómeno de gigantismo para explicar la existencia de ésas colosales razas. Pero, ¿se sustenta ésta idea?
El gigantismo es una enfermedad hormonal causada por la excesiva secreción de la hormona del crecimiento. Hablamos del crecimiento desmesurado en especial de brazos y piernas causado por la glándula hipófisis. El gigantismo suele estar acompañado del debilitamiento de las funciones sexuales y recibe entonces el nombre de gigantismo eunucoideo.
 Sin embargo, puede haber gigantismo sin estas alteraciones sexuales. Los individuos afectados por cualquier tipo de gigantismo presentan debilidad muscular y graves problemas a los huesos.
 Los defectos hereditarios que impiden la osificación normal durante pubertad, y por lo tanto permiten que el crecimiento continúe, la pueden producir también gigantismo.
Robert Pershing Wadlow (en las fotografías) nació el 22 de febrero de 1918 en Alton, un pueblo del estado norteamericano de Illinois. Robert era el mayor de cinco hermanos normales. Su desarrollo físico fue normal hasta los cuatro años, momento en el que empezó a crecer a una velocidad inaudita. Tan es así que a los 5 años ya medía 163 cm y a los 10 llegó a la barrera de los 2 metros de altura. Este crecimiento desproporcionado comenzó a generarle problemas. Pronto sus huesos no fueron capaces de sostener por sí mismos el peso de su cuerpo, lo que le obligó a utilizar muletas para desplazarse. Por si eso fuera poco, al cabo de un tiempo comenzó a perder la sensibilidad en sus piernas.
Así estaban las cosas cuando el 4 de julio de 1940 un mal gesto le llevó al hospital con una ampolla en el tobillo que degeneró en una infección. Ante el empeoramiento de sus constantes vitales, los médicos le practicaron una transfusión sanguínea de urgencia que no evitó que el día 15 de ese mismo mes muriera mientras dormía. Tenía 22 años. La gira realizada años atrás lo había convertido en todo un personaje y en su funeral, celebrado el19 de julio, se congregaron cerca de 40.000 personas. El ataúd en el que lo enterraron pesaba media tonelada y fueron necesarios 12 hombres para llevarlo a hombros. Y es que en el momento de su fallecimiento, Robert Wadlow medía 2, 72 metros y pesaba 199 Kg.

Cómo observamos, el fenómeno del gigantismo suele ser una enfermedad aislada, ya que en ningún caso provoca la aparición de toda una raza o parientes gigantes; además dichas personas rápidamente quedan inválidas, y no se pueden parar debido a su peso, y sus huesos se descalcifican prematuramente, al punto que a los pocos años quedan postrados y mueren.
Estos casos difieren notablemente de los corpulentos y guerreros gigantes bíblicos, los cuales eran miembros de toda una raza de éstas criaturas. El peso de la armadura de Goliat indica su fuerza y tamaño. Su cota de malla de cobre pesaba 5.000 siclos (57 Kg.) y la hoja de hierro de su lanza, 600 siclos (6,8 Kg.). (1Sa 17:4-7.). Isbí-benob, otro gigante bíblico, tenía una lanza que pesaba 300 siclos de cobre (3,4 Kg.) (2Sa 21:16); Lahmí, el hermano de Goliat, “el asta de cuya lanza era como el enjulio de los obreros del telar” (1Cr 20:5). Armamento y armaduras muy pesadas que nos muestran a seres corpulentos y bien proporcionados en su altura gigantesca. Claramente, estos ejemplos no pueden ser explicados con la enfermedad del gigantismo. Solo nos hablan de manera evidente, de una raza con elementos no humanos, mezclados con cierta genética humana, lo cual los hacía una raza temible de guerreros que quizás vivían mucho tiempo. Además, los dólmenes y menhires (piedras como las de Stonehenge), encontrados en varias regiones dan prueba de una raza de hombres fuertes que podían mover grandes toneladas.

Como vemos en esta última imagen ¿porqué se celebran en algunas partes de la Tierra las fiestas de gigantes y cabezudos?


FINAL DE LA 8ª PARTE.








lunes, 21 de enero de 2013

Parte 7



El Rey Og y los refaím, los "hombres" de tamaño extraordinario.

Los refaím eran otra raza pariente de los Anaquim.
Probablemente se les llamó refaím por ser descendientes de un gigante llamado Rafah.

La expresión ha•Ra•fáh (literalmente, “los Rafah”) de 2ª Samuel 21:16 al parecer se representa con el nombre del padre a toda la raza de gigantes.
Los moabitas que los desposeyeron los llamaron emim (criaturas espantosas). Más de cuatrocientos años después, cuando Israel acababa de entrar en Canaán, “la tierra de los refaím” todavía se identificaba con las tierras altas de Basán (las cuales incluían la cadena montañosa del Hermón). Allí los israelitas derrotaron a Og, el rey de Basán (Dt 3:3, 11, 13; Jos 12:4; 13:12), el último que “quedaba del remanente de los refaím”.
No se sabe a ciencia cierta si estas palabras significan que era el último rey de los refaím o que era el último de los refaím de aquella región, pues poco después aparecen los refaím al O. del Jordán.
Og, rey de Basán, uno de los refaím, al ser enterrado tuvo un féretro de 9 codos (4 metros.) de longitud y 4 codos (1,80 m.) de anchura (Dt3:11). Su inmenso féretro de hierro (posiblemente un sarcófago de basalto negro) me recuerda a los sarcófagos gigantes de 4 metros del Serapeum en Egipto.


Los dominios del Rey Og se extendían desde el monte Hermón hasta el Jaboq, el territorio al E. del Jordán que comprendía 60 ciudades fortificadas y muchísimos pueblos rurales. (Dt 3:3-5, 8-10; Jos 12:4, 5; compárese con Nú 21:23, 24.) Sus dos ciudades principales eran Edrei y Astarot. (Dt 1:4; Jos 13:12.)

Israel derrotó a Og hacia el final de los cuarenta años en que estuvo vagando por el desierto, justo antes de acampar en las llanuras de Moab. Después de derrotar a Sehón, Israel se enfrentó con las fuerzas de Og en Edrei, y tras la gran victoria que Dios les concedió, mató a Og y a todo su ejército, y tomó posesión de sus ciudades y pueblos. (Nú 21:33–22:1; Dt3:1-13.) Goliat de Gat, a quien David mató, también era de la raza de los Refaím, y éste gigante tenía una altura de 6 codos y un palmo (2,90 metros.). Goliat fié contratado como mercenario por sus socios y parientes filisteos (los cuales eran más pequeños, pero más inteligentes).

Además de Goliat, otros hombres de los refaím también eran extraordinariamente grandes, como Isbí-benob, cuya lanza pesaba 300 siclos de cobre (3,4 Kg.) (2Sa 21:16); Saf o Sipai (2Sa 21:18; 1Cr20:4); Lahmí, el hermano de Goliat, “el asta de cuya lanza era como el enjulio de los obreros del telar” (1Cr 20:5).

En la Tierra Prometida los israelitas tuvieron problemas con los refaím, pues algunos seguían morando en los bosques de la región montañosa de Efraín. Habían huido a las montañas y bosques, después de ser aniquilados sus reinos. Pero aún bajaban de las alturas y asustaban a algunos campesinos. Los hijos de José tenían miedo de echarlos. (Jos17:14-18.)
Mientras luchaban contra los filisteos, David y sus siervos derribaron a cuatro hombres que les habían “nacido a los refaím en Gat”; uno de ellos era “un hombre de tamaño extraordinario, cuyos dedos de las manos y de los pies estaban en cantidades de seis: 6por cuatro, veinticuatro”. La descripción de las armaduras indica que eran hombres de gran estatura. Uno de estos era “Lahmí el hermano de Goliat el guitita”. (1Cr 20:4-8.) Este Goliat, aquel a quien David mató, medía seis codos y un palmo (2,9 m.) de altura. (1Sa17:4-7.) El relato de 2 Samuel 21:16-22 lee “Goliat” en lugar de “el hermano de Goliat”, como dice 1 Crónicas 20:5, lo que quizás indique que había dos personas llamadas Goliat.

Finalmente, estas razas de gigantes guerreros fueron exterminadas por los israelitas. Había órdenes superiores (jerarquías elevadas de ángeles) que ninguna raza anormal e ilegal (de cruza no humana) tenía que estar presente para complicar el ministerio de Jesús. Además no correspondía su existencia en Medio Oriente, ya que Miguel (Cristo) orientó su ministerio solo a las razas humanas originarias de la Tierra y no a las aberraciones de los ángeles rebeldes y sus vástagos. Todas éstas razas (incluyendo a los Emim y los Anaquim) estaban ya exterminadas de Oriente Medio al tiempo de la visita de Jesús a la Tierra.

FINAL DE LA 7 ª PARTE





sábado, 19 de enero de 2013

Parte 6


"Y allí vimos a los Nefilim"
.
Cuando los 12 espías regresaron de peinar la tierra de Canaán dieron un informe impactante a los israelitas. Pero dicho informe no fue lo que los condenó, sino más bien la reacción de falta de fe y temor ante dicha situación. De hecho, éste informe está ligado a la observación de una tierra abundante y productiva, lo cual efectivamente era real:
“Y pasaron a informarle y decir: “Entramos en la tierra a la cual nos enviaste, y verdaderamente mana leche y miel, y este es su fruto. Sin embargo, la realidad es que la gente que mora en la tierra es fuerte, y las ciudades fortificadas son muy grandes; y, también, a los nacidos de Anaq vimos allí. .y toda la gente que vimos en medio de ella son hombres de tamaño extraordinario. Y allí vimos a los Nefilim, los hijos de Anaq, que son de los Nefilim; de modo que llegamos a ser a nuestros propios ojos como saltamontes, y así mismo llegamos a ser a los ojos de ellos”. (léalo en su Biblia) – Números,13:27,28,32,33.
Cómo notamos, e incluso se observa más adelante, nunca se puso en tela de juicio la veracidad de éste informe, sino más bien, la falta de fe para derrotar al enemigo. Nunca se contradijo la información de que en las altas tierras de palestina, se habían observado a los descendientes de los Nefilim.

Los Anaquim
Los hijos de Anaq * o Anaquim eran una raza de tamaño extraordinario que habitaba en las regiones montañosas de Canaán. Ahimán, Sesai y Talmai, tres hombres prominentes de los anaquim, residían en Hebrón (Nú,13:22), donde los doce espías hebreos vieron por primera vez a esta raza. Hebrón era una zona montañosa de la tierra de Canaán. Esto confirma que éstos descendientes de los Nefilim antediluvianos preferían las altas tierras. Su gran estatura y su gran fuerza dio lugar al dicho proverbial: “¿Quién puede mantenerse firme delante de los hijos de Anaq?”. (Dt 2:10, 11, 20, 21; 9:1-3.) 

* Nota: Anaq tal vez era un gigante antediluviano sobreviviente que dio origen a ésta raza. 
Los israelitas de la generación de los 12 espías no se enfrentaron a los anaquim. Tras40 años de viaje en círculos por el desierto, una nueva generación, más valiente y alimentada con maná pudo hacerles frente. Durante su rápido avance por la tierra de Canaán, Josué consiguió vencer a los Anaquim en las regiones montañosas, y destruyó sus ciudades, aunque algunos permanecieron en las ciudades filisteas de Gaza, Asdod y Gat. Esto confirma que los anaquim estaban emparentados con los filisteos, y que eran pueblos aliados. (Jos11:21, 22.). 

Recordemos que los filisteos tenían una carga genética más humana, mientras que sus parientes Anaquim tenían un componente biológico más directo con los antiguos Nefilim. Más tarde, Caleb solicitó la ciudad de Hebrón (o Quiryat-arbá) y su territorio, porque Dios se lo había prometido. (Jos 14:12-15; Nú14:24.) Según parece, los anaquim se habían vuelto a establecer en esta zona, posiblemente mientras Josué y su ejército seguían con la conquista de la parte septentrional de Canaán, así que Caleb se vio obligado a reconquistar el territorio. (Jue 1:10, 20.) Cómo vemos, éstos gigantes se habían refugiado en lo más alto de las montañas (tras perder sus ciudades que también estaban en lo alto), y de vez en cuando bajaban en hordas para saquear ganado y comerse los frutos de los agricultores israelitas que los habían expulsado. Esto dio origen a muchas leyendas posteriores, las cuales incluso penetraron en la época del Medioevo.
Finalmente, los israelitas lograron exterminar a la raza anaquim, y no existían éstos gigantes (por lo menos en Oriente Medio) para el tiempo de la visita de Jesús a la Tierra.

Es interesante que en los “textos de execración” egipcios (piezas de alfarería sobre las que se escribían los nombres de los enemigos de Faraón y que después se rompían en señal de maldición) figura el nombre de Iy- Hanaq, lo que parece ser una referencia a una tribu palestina de los anaquim.

Cómo se podrá recordar, los egipcios recobraron parte de la cultura antediluviana y fundaron su civilización sobre las ruinas enterradas en pantanos de las pirámides. Sin embargo, en su desarrollo posterior crearon toda una teología que si bien tenía algunos elementos de los dioses antediluvianos y sus hijos (de forma distorsionada), prefería centrarse en los sacerdotes y faraones como centros del nuevo poder humano.
Por eso tenían ciertas aprensiones con los rumores sobre una degenerada y retrasada raza de gigantes de Palestina que podía ser la heredera de los Nefilim. Los nuevos reyes egipcios (humanos) tenían miedo que dichos gigantes recobrasen el territorio de Egipto que una vez fue una capital antediluviana y una necrópolis de los antiguos gigantes guerreros antediluvianos, los cuales estaban enterrados en el Serapeum egipcio, e incluso Adán y Eva en la Esfinge. Por eso las nuevas generaciones de faraones se dedicaron a esculpir grandes imágenes gigantes de ellos, para de esa forma marcar territorio y demostrar que ellos (faraones) ahora eran los dueños de ésas tierras. Es así, como los faraones de tiempos posteriores se dedicaron de forma frenética a construir estatuas gigantes para atemorizar a cualesquier gigante que llegase del norte.
Sin embargo, los anaquim y las otras razas gigantes, no tenían intención alguna de bajar de sus refugios en las altas tierras de Palestina. Con el tiempo, todos fueron exterminados de Medio oriente a manos de los hijos de Israel.

FINAL DE LA 6ª PARTE




miércoles, 16 de enero de 2013

Parte 5




Los semidioses de las montañas

Cómo hemos analizado, los textos sumerios nos dicen que, después del Diluvio, los Nefilim sostuvieron prolongadas reuniones para sopesar el futuro de los dioses (semidioses) y del Hombre en la Tierra. Como resultado de estas reuniones, «crearon cuatro regiones». En tres de ellas -Mesopotamia, el valle del Nilo y el valle del Indo- se instaló el Hombre.

http://www.bibliotecapleyades.net/sitchin/planeta12/12planet_15.ht m

La cuarta región era «sagrada» -un término cuyo significado literal original era «dedicado, restringido». Dedicado sólo a los semidioses, era una «tierra pura», una zona a la que sólo se podía acceder con autorización; entrar en ella sin permiso podía llevar rápidamente a la muerte, propiciada por fieros guardianes gigantes con «armas terroríficas». A esta tierra o región se le llamó TIL.MUN (literalmente, «el lugar de los misiles»). Era la zona restringida donde los Nefilim habían bajado con sus aparatos dañados después de que la de Sippar hubiera sido arrasada por el
Diluvio. La zona se puso bajo el mando de Utu/Shamash, el dios
Nefilim encargado de los cohetes ígneos,


(http://www.bibliotecapleyades.net/sitchin/planeta12/12planet_05.ht m)
Los héroes de la antigüedad, como Gilgamesh, se esforzaron
por encontrar este País de Vida, para ser llevados en un shem o un
Águila hasta la Morada Celeste de los Dioses.
(TILMUN, PENÍNSULA DEL SINAÍ....

Los expertos han reconocido que hubo un cambio abrupto en la cultura humana hacia el (…) momento del Diluvio según nuestros descubrimientos, y han dado en llamar a esa era de domesticación Mesolítico (Edad de Piedra Media). Hacia el7400 a.e.c. -exactamente 3.600 años después- se ha reconocido otro avance repentino.
Los expertos le han llamado Neolítico 
(Nueva Edad de Piedra), pero el rasgo principal fue el del cambio de la piedra por la arcilla, además de la aparición de la alfarería. Y después, «de repente e inexplicablemente», pero exactamente3.600 años más tarde, tuvo lugar el florecimiento (hacia el 3800 a.e.c.) de la alta civilización de Sumer, en la llanura entre los ríos Tigris y Éufrates. A ésta, le siguió, hacia el 3100 a.e.c, la civilización del río Nilo; y hacia el 2800 a.e.c, hizo su aparición la tercera civilización de la antigüedad, la del río Indo. Estas fueron las tres regiones que se le asignaron a la humanidad; en ellas evolucionaron las naciones de Oriente Próximo, África e Indo-Europa, una división que se reflejó fielmente en la Tabla de las Naciones del Antiguo Testamento. Éste fue, según las crónicas sumerias, el resultado de unas decisiones deliberadas de los anunnaki: Los anunnaki que decretan los destinos, se sentaron a intercambiar impresiones en cuanto a la Tierra. Las cuatro regiones crearon. Con estas sencillas palabras, reflejadas en varios textos sumerios, se decidió el destino de la Tierra y de sus habitantes después del Diluvio. A las tres civilizaciones de la humanidad se les asignaron tres regiones, reteniendo una cuarta los anunnaki para su propio uso. A ésta, se le dio el nombre de TIL.MUN, «Tierra de los Proyectiles». En Escalera al Cielo ofrecimos las evidencias que nos permitían identificar a Tilmun con la península del Sinaí. En lo referente a la habitación humana, fueron los descendientes de Sem -los «Moradores de las Arenas» de las escrituras egipcias-los que podían residir en las zonas no prohibidas de la península; pero, cuando llegó el momento de asignar el territorio a los anunnaki, surgieron profundas diferencias. Controlar el lugar del espacio puerto postdiluviano era lo mismo que controlar las comunicaciones entre la Tierra y Nibiru, como habían demostrado claramente las experiencias con Kumarbi y Zu. De manera que, ante la reavivada rivalidad entre los clanes de Enlil y Enki, se buscó una autoridad neutral para la Tierra de los Proyectiles. La solución fue ingeniosa. Del mismo linaje que ellos era su hermana Sud. Como hija de Anu, tenía el título de NIN.MAH («Gran Dama»). Ella era una del grupo original de los Grandes Anunnaki que fueron los pioneros en la Tierra, uno de los miembros del Panteón de Doce. Dio un hijo a Enlil, una hija a Enki, y la llamaban cariñosamente Mammi («Madre de los Dioses»). También ayudó a crear al Hombre. Con sus conocimientos médicos había salvado muchas vidas, y también se la conocía como NIN.TI («Dama de la Vida»), "pero nunca había tenido sus propios dominios, de manera que darle filman como dominio fue una idea a la que nadie se opuso. La península del Sinaí es un lugar estéril, con altas montañas graníticas en el sur, una meseta montañosa en el centro y una llanura de duro suelo en el tercio norte, rodeada por bajas cadenas montañosas y colmas. Después, hay una franja de dunas de arena que se deslizan hasta la costa del Mediterráneo.
Pero donde se puede retener el agua, como en los diversos oasis o lechos de río que se llenan durante las breves lluvias del invierno, manteniendo la humedad por debajo de la superficie, crece una lujuriosa vegetación de palmeras datileras y frutales, donde pastan los rebaños de ovejas y cabras. Esta región debió de estar tan prohibida hace milenios como lo está ahora. Pero, aunque se le hizo una morada en uno de los lugares reconstruidos de Mesopotamia, Sud decidió tomar posesión personalmente de aquella región montañosa.
Aun con todos sus atributos de estatus y de conocimientos, ella siempre jugó un papel secundario. Cuando llegó a la Tierra, era joven y hermosa; ahora era vieja y la apodaban «La Vaca» a sus espaldas. De modo que, ya que le habían dado su propio dominio, decidió irse allí. Con orgullo, declaró: « ¡Ahora soy Señora! ¡Permaneceré allí sola, reinando para siempre!».

Además, existieron otras grandes regiones de la tierra, principalmente en zonas altas, dónde los sobrevivientes gigantes se establecieron en dichas montañas elevadas. Los gigantes, repartidos por el mundo, ya sea en las montañas de Creta, Italia, la India, Asía, América, y Medio Oriente, dieron origen a las historias de los semidioses o dioses que habitaban en ciudades escondidas en las montañas, o reinos subterráneos en el interior de grandes cordilleras. Esto da origen al Monte Olimpo como morada de los dioses griegos, el Monte Fuji en Japón, Agharta, la Ciudad de los Césares, el Dorado, y otros sitios sagrados en las altas cumbres.



América también está llena de éstos lugares altos. Solo un grupo selecto de iniciados humanos podían ser llevados a ésas cimas, para ser enseñados en el arte de gobernar a las masas humanas, y así transmitir información de los dioses gigantes antediluvianos.

Es así como        
Nemrod, y los sacerdotes de distintas latitudes del mundo son educados por éstos gigantes.

Desde los pueblos americanos hasta los pueblos asiáticos, estas gentes son instruidas para dar inicio a las grandes potencias posteriores al Diluvio. Ahora los gigantes no querían regresar a vivir directamente con los humanos. Tenían la experiencia aterradora del Diluvio reciente y desearon influir de forma retirada y ermitaña desde las altas montañas y de esa forma, evitar ser alcanzados por un nuevo Diluvio. Además, sus artefactos ya estaban dañados para volver a escapar. Los Nefilim llegaron a la conclusión de que necesitaban un intermediario entre ellos y las masas de seres humanos. Ellos eran, así lo decidieron, los dioses - elu en acadio, que significa «los nobles», «los elevados». Así pues, como puente entre ellos, los señores, y la Humanidad, introdujeron la «Realeza», el «Reino» en la Tierra, nombrando un soberano humano que asegurara el servicio de la Humanidad a los dioses y canalizara las enseñanzas y las leyes desde los dioses hasta el pueblo. Y Nemrod es uno de éstos primeros humanos escogidos como gobernantes, y los sacerdotes a su lado serían la nueva casta de intermediarios entre ellos y el pueblo.
Tanto los textos sumerios como los acadios dicen que los Nefilim o anunnaki(llamados por los sumerios) retuvieron el «señorío» sobre las tierras, e hicieron que la Humanidad reconstruyera primero las ciudades antediluvianas exactamente donde habían estado originalmente, y tal como habían sido planificadas: «Que los ladrillos de todas las ciudades se pongan en los lugares que les corresponden, que todos [los ladrillos] descansen en lugares sagrados». Eridú, por tanto, fue la primera en ser reconstruida.

Pero Babel, y todos los demás pueblos, incluso los mayas y egipcios, solo fueron pálidos reflejos del mundo antediluviano. No lograron jamás su esplendor antiguo, y aún así éstas nuevas civilizaciones con un origen común, nos asombran por su adelanto.
Los Nefilim al ser una raza mitad angelical y mitad humana, sin duda vivieron siglos tras el diluvio. Los últimos gigantes ermitaños sobrevivientes entregaron información a los iniciados humanos, y además procrearon algunos vástagos, dando origen a algunas tribus de gigantes. Estas razas, mitad humanas, mitad Nefilim, tenían una capacidad intelectual inferior a la humana normal, y no pudieron lograr establecerse como dominadores de las nuevas razas humanas. Desearon permanecer confinadas cerca de las alturas, y fundaron algunos reinos. Tenían gran fuerza bruta y manipulaban armamento de batalla, pero carecían de la inteligencia de sus ancestros.

Esto hizo que los gigantes originales sobrevivientes prefirieran darle información cultural a escogidos humanos, más bien que a sus nietos gigantes más degenerados y retrasados. En la próxima entrada analizaremos el destino de éstos vástagos de los Nefilim.


FINAL DE LA 5ª PARTE

martes, 15 de enero de 2013

Parte 4



Sobrevivientes al Diluvio.

El secreto que los dioses juraron no revelar era una conspiración contra la humanidad, consistente en reservarse la información que tenían respecto a la próxima avalancha de agua, de modo que, mientras los Nefilim se salvaban, la Humanidad pereciera.

No obstante, aunque los seres humanos no podían leer las señales, los Nefilim sí podían.. Ellos no provocaron el Diluvio; ellos, simplemente, se confabularon para que los terrestres no se enteraran de su llegada. Sin embargo, conscientes de la inminente calamidad y de su impacto global, los Nefilim tomaron las medidas oportunas para poner a salvo sus pellejos. Estando la Tierra a punto de ser engullida por las aguas, no tenían más que una dirección de salida: hacia el cielo. Cuando la tormenta que precedió al Diluvio comenzó a rugir, los Nefilim se subieron a su lanzadera y permanecieron en órbita terrestre hasta que las aguas comenzaron a descender.

El día del Diluvio, fue el día en que los dioses gigantes huyeron de la Tierra.
Aunque los Nefilim estaban preparados para el Diluvio, su llegada fue una experiencia aterradora. «El ruido del Diluvio... hizo temblar a los dioses».
Pero, cuando llegó el momento de dejar la Tierra, los dioses (o semi dioses), «dando la vuelta, ascendieron a los cielos de Anu». La versión asiría de Atra-Hasis dice que los dioses utilizaron el rukub ilani («carro de los dioses») para escapar de la Tierra. «Los Anunnaki elevaron» sus naves espaciales, como antorchas, «iluminando la tierra con su resplandor».

(http://www.bibliotecapleyades.net/sitchin/planeta12/12planet_14.htm)

En órbita alrededor de la Tierra, los Nefilim vieron una
escena de la destrucción que les afectó profundamente. Los textos del Gilgamesh nos cuentan que, cuando la tormenta creció en intensidad, no sólo «uno no podía ver a su compañero», sino que «tampoco se podía reconocer a la gente desde los cielos». Apiñados en su nave espacial, los dioses gigantes se, esforzaban por ver lo que estaba sucediendo en el planeta del cual acababan de despegar.
Los textos de Atra-Hasis repiten el mismo tema.


Los dioses, mientras huían, pudieron ver la destrucción también. Pero la situación dentro de sus propias naves tampoco era muy estimulante. Parece ser que tuvieron que repartirse entre varias naves espaciales; la Tablilla III de la epopeya de Atra-Hasis describe las condiciones a bordo de una nave donde los anunnaki compartían alojamiento con la Diosa Madre.
Las órdenes de los Nefilim eran claras: abandonad la Tierra, «ascended al Cielo». Fue la vez en la que el Duodécimo Planeta estuvo más cerca de la Tierra, dentro del cinturón de asteroides (el «Cielo»).
El Diluvio no fue un acontecimiento único y repentino, sino la culminación de una cadena de acontecimientos. Los acontecimientos del Diluvio nos hablan del último período glacial de la Tierra y de su catastrófico final decretado por el Dios Supremo. Poniendo en línea la información bíblica y sumeria, nos encontramos con que los momentos duros, la«maldición de la Tierra», comenzó en la época del padre de Noé, Lámec. Su esperanza en que el nacimiento de Noé («respiro») marcara el fin de las penurias se cumplió de un modo inesperado, a través del catastrófico Diluvio. Los textos sumerios y acadios no dejan lugar a dudas de que las gentes del Oriente Próximo de la antigüedad tenían por cierto que los Dioses del Cielo y de la Tierra eran capaces de elevarse en el aire y ascender a los cielos, así como de recorrer los cielos de la Tierra a voluntad. Los antiguos artistas representaban a los dioses -antropomórficos en todos los demás aspectos, con alas. Las alas, tal como se puede ver en numerosas representaciones, no formaban parte del cuerpo -no eran alas naturales-, sino, más bien, un añadido decorativo de la vestimenta del dios. Esto indicaba que por lo menos, los ángeles materializados podían volar a voluntad, sus hijos Nefilim necesitaban naves o cohetes para escapar. Al llegar el Diluvio, los ángeles fueron apresados y no podían volver a materializarse, mientras que algunos Nefilim lograron escapar a los cielos. Existen innumerables pruebas de que en la antigüedad se podían transportar por el aire. Por ejemplo Se han encontrado esculturas en las que se muestra a un dios dentro de una cámara con forma de cohete, donde la naturaleza celeste de la cámara viene confirmada por los doce globos que la decoran.
Tal como decían las listas de reyes sumerios, «el Diluvio había arrasado», y su esfuerzo había desaparecido de la noche a la mañana. Las minas del sur de África, las ciudades en Mesopotamia, el centro de control de Nippur, el espacio puerto de Sippar; todo estaba enterrado bajo el agua y el lodo. Cerniéndose en sus lanzaderas por encima de la ahora devastada Tierra, los Nefilim esperaban pacientemente a que las aguas se apaciguaran para poder poner el pie de nuevo en tierra firme. Después de que las aguas bajaron, ellos tuvieron que forzosamente volver a aterrizar.
Los textos sumerios nos dicen que, después del Diluvio, los Nefilim sostuvieron prolongadas reuniones para sopesar el futuro de los dioses y del Hombre en la Tierra. Como resultado de estas reuniones, «crearon cuatro regiones». En tres de ellas -Mesopotamia, el valle del Nilo y el valle del Indo- y se instalaron en ellas, en la cumbre de las altas montañas, y de ésa forma siguieron influyendo en los hombres.

Final de la 4ª parte

sábado, 12 de enero de 2013

parte 3



Los señores del eje

Según la cronología bíblica fue
cerca del 2.269 a.E.C, después
de la Torre de Babel cuando
IEVE dispersó a los pueblos
por toda la Tierra, y éstos
llevaron parte de sus recuerdos
y creencias por todo el mundo.
Ahora bien, en el año 1943 a.E.C Abrahán inicia su peregrinaje a Canaán.
Su aventura lo lleva a encontrarse con la civilización filistea que habitaba
dicha zona, cercana a la costa del Mar Mediterráneo.
Han pasado de la dispersión de Babel solo 326 años. (3-4 generaciones).
Bisabuelos, abuelos, padres, hijos.
En los días de Abrahán y de su hijo Isaac, los filisteos residían en Guerar,
en la parte S. de Canaán. En aquel entonces tenían un rey, Abimélec, y un
ejército bajo el mandato de un tal Ficol. (Gé 20:1, 2; 21:32-34; 26:1-18).
Abrahán se encuentra con ellos. Pero, ¿de dónde provenían los filisteos?
"Los filisteos emigraron a la costa de Canaán desde la isla de Creta (la
antigua isla de Caftor), aunque no puede afirmarse que fueran originarios
de esa isla. (Jer 47:4; Am 9:7.)"
”‘¿No son ustedes como los hijos de los cusitas para mí, oh hijos de Israel?
—Es la expresión de IEVE—. ¿No hice subir a Israel mismo de la tierra de
Egipto, y a los filisteos de Creta, y a Siria de Quir?’- Amos 9:7
"La civilización cretense era muy distinta de las mesopotámicas y egipcias,
pero de igual esplendor. En la religión de Creta se destacaba el
componente femenino, y la figura central de su panteón era una diosa
madre. Al igual que en otras religiones de la fertilidad, la serpiente por lo
general estaba presente en las representaciones de la diosa, ya fuera
sostenida en la mano o enrollada alrededor del cuerpo. A la diosa solía
acompañarla una deidad masculina menor, tal vez en la relación madrehijo,
frecuente en este tipo de culto
Ahora bien, ¿de dónde provienen los cretenses? Los arqueólogos actuales
nos confirman la posibilidad que los cretenses vienen de los etruscos. Los
etruscos eran una federación de doce ciudades con una extensa red
comercial que abarcaba Europa y el norte
de África. La nación etrusca estaba
organizada en ciudades estado
autónomas, administradas en sus
comienzos por reyes y más tarde por
magistrados. Las ciudades pasaron a formar
una confederación etrusca, una liga
religiosa, económica y política no muy
rígida. Los etruscos eran sumamente
avanzados, y los cretenses llevaron gran
parte de la cultura etrusca a Creta.
Historiadores, arqueólogos y lingüistas
debaten desde hace mucho tiempo la
procedencia de los etruscos. ¿Habrían
emigrado de Lidia, provincia de Asia Menor, como señaló Herodoto, o
serían autóctonos de Italia, como aseveró Dionisio de Halicarnaso en el
siglo I a.E.C.? ¿O tendrían acaso orígenes diversos? Prescindiendo de qué
respuesta se dé, existen tales diferencias étnicas y culturales entre ellos y
los pueblos vecinos que hoy no podemos trazar sus orígenes con certeza.
Pero una nueva línea de investigación nos lleva a los descendientes de los
antiguos atlantes (antediluvianos). Solo de otra civilización más antigua
mucho más avanzada podrían proceder.
Así que en 326 años es imposible que una caravana haya emigrado de
Babel cientos
de kilómetros
mar adentro
(desarrollando
de nuevo la
navegación),
haber creado
una civilización
sumamente
compleja
(etruscos) (ciud
ades y
desarrollo) con
matices
antiguos, luego haber enviado un grupo a Creta, haber establecido otra
compleja civilización-hija, y luego poder enviar viajeros por el mar de
regreso a Palestina y establecer una dinastía de reyes filisteos, y todo en
326 años. Claro, si hablamos de un solo pueblo, es posible, pero notamos
un trayecto que involucra a tres civilizaciones que demuestran un gran
desarrollo.
La explicación evidente es que los etruscos proceden de forma directa de la
civilización antediluviana, de algunos sobrevivientes que quisieron revivir
de forma deteriorada la gloria de aquel mundo fundado por los ángeles. De
ésta civilización desarrollada emigraron los pueblos cretenses y luego los
filisteos (y otros como los fenicios, etc.)
Cuando Abrahán se topa con los filisteos, éstos ya tienen una monarquía
establecida y demuestran proceder del mar. Sus conocimientos marítimos
eran antiguos, y por lo tanto no se deben a la línea de habitantes
procedentes del éxodo de Babel.
Incluso la Biblia habla de “los señores del eje” filisteos. Ésta era una
confederación casi igual a la de los etruscos. Los señores del eje dominaban
Filistea gobernando sobre ciudades-estado individuales, pero cuando
surgían asuntos de interés común, formaban un consejo de coliguales. Éste
sistema es la herencia del mundo antediluviano y hoy desea volver a ser
implantado por la cuarta Bestia de Daniel y 10 potencias en el Nuevo
Orden Mundial.
Justamente la raza filistea finalmente fue exterminada por ésta razón. Al
parecer los filisteos eran una especie descendiente de los antiguos atlantes,
y quizás parte de una mezcla de gigantes y humanos. *
* Nota: El que los Nefilim antediluvianos fueran híbridos estériles no
aparece en la Biblia, y es una suposición basada en la realidad de la cruza
de dos especies. Si esto fuese así, significaba que los Nefilim no podían
procrear entre ellos, pero quizás sí pudieron procrear con otros humanos
normales. Ésta sería una última generación de Nefilim, más deteriorada,
con más genes humanos, pero igualmente alta y poderosa. Quizás los
filisteos fueron el último subproducto de ésta línea, igualmente altos, pero
sin ser gigantes. Cómo ejemplo, hay ciertas especies híbridas de peces, en
dónde los machos son estériles, pero las hembras pueden seguir
procreando.
Cuando Israel partió de Egipto, en 1513 a. E.C., IEVE decidió no conducir
a los israelitas por Filistea (la ruta más directa desde Egipto hasta la Tierra
Prometida) para que no se desanimaran debido a tener que guerrear en
seguida y decidieran regresar a Egipto. (Éx 13:17.) El punto en cuestión era
que los israelitas aún no estaban preparados para hacerles frente, pero sí
pudieron pelear contra los amalequitas y derrotarlos (incluso recién salidos
de Egipto). Sin embargo, Israel evitó
por largas décadas a los filisteos
porque los filisteos eran una raza
especial. Para cuando el anciano
Josué repartió la tierra que estaba al
O. del Jordán, la conquista todavía
no había afectado los territorios
filisteos. (Jos 13:2, 3.). Todavía no
había ocurrido un enfrentamiento
directo con ellos.
.
Sin embargo, más tarde los hombres
de Judá capturaron tres de las
principales ciudades filisteas: Gaza,
Asquelón y Eqrón. Pero esto fue solo
una victoria parcial, pues Judá “no pudo desposeer a los habitantes de la
llanura baja, porque tenían carros de guerra con hoces de hierro”. (Jue
1:18, 19.) Esto demuestra que los filisteos eran una raza fuerte y alta *,
además de poseer un desarrollo tecnológico superior en armamentos.
* El ejemplo más notable y quizás uno de los últimos ejemplares directos
de la línea antediluviana asentada en medio de los filisteos era Goliat de la
ciudad filistea de Gat. Era extraordinariamente alto, pues medía seis codos
y un palmo (2,9 metros.). Su cota de malla de cobre pesaba 5.000 siclos
(57 Kg.) y la hoja de hierro de su lanza, 600 siclos (6,8 Kg.). (1Sa 17:4,
5, 7.). Goliat era una excepción, y quizás un mercenario de la raza de los
refaím (raza hermana de los filisteos pero con genes más directos de los
antediluvianos), y puede que haya sido un soldado contratado por el
ejército filisteo, aunque los filisteos en general eran de altura considerable,
no eran gigantes. Goliat, en cambio, sí lo era. Parece que los filisteos
fueron los herederos de la cultura y civilización antediluviana, de su ciencia
y arte de la guerra, pero no consiguieron heredar tanto la parte genética de
los antediluvianos.
En la época de los Jueces (como el poderoso Sansón) los filisteos recién
comenzaron a ser vencidos poco a poco. David y sus hijos lograron varios
avances al derrotar a los filisteos, pero éstos seguían dando problemas a
Israel. Posteriormente las derrotas de los filisteos a manos de Uzías (2Cr
26:6-8) y Ezequías (2Re 18:8) empezaron a marcar el principio del fin de
ésta raza. Entonces comenzaron a quedar muy pocos. Siglos después
Alejandro Magno y sus sucesores pusieron en libertad a muchos de los
prisioneros de guerra judíos que estaban en sus tierras y éstos eliminaron
los últimos grupos de filisteos. Finalmente Alejandro Magno fue el que los
borró del Mapa cuando capturó la ciudad filistea de Gaza. A muchos de los
habitantes los mataron y por último ésta raza fue exterminada del planeta.
Alejandro Magno fue sin duda usado por la Providencia Divina para ésta
misión.
Finalmente, la raza filistea ya no estaba en la zona de Palestina y el
Mediterráneo cuando el Hijo de Dios inspeccionó en la carne a nuestro
planeta. El plan de Dios indicaba que todo vestigio de dicha raza anormal
tenía que haber desaparecido del Medio Oriente, cuando Cristo vino a la
Tierra.
FIN DE LA TRECERA PARTE.